29 nov 2013

Salgan con las manos en alto

Mucha policía, que decían Eskorbuto y Sabina. Demasiada policía. Policía entrando en la radiotelevisión pública valenciana para impedir el acceso a los trabajadores y cerrar el canal. Inevitable recordar al ejército tomando el canal público en el golpe del 23F. Policía entrando en la universidad para retirar una barricada de estudiantes en la pasada huelga de la enseñanza. Inevitable recordar a los grises entrando en las universidad en los últimos coletazos moribundos del franquismo. Cuando el régimen agoniza, redobla sus fuerzas, como el enfermo que se apaga pero tiene una última recuperación con la que trata de agarrarse a la vida.

El régimen agoniza pero no lo demos por muerto. Al contrario, se revuelve con más furia, con cólera, con crueldad. Hoy se aprueba en Consejo de Ministros el anteproyecto de la Ley de Seguridad Ciudadana, a la que le sobra el adjetivo. Es solo una ley de seguridad, una ley para la seguridad de la policía y para la inseguridad del ciudadano. Nos deja indefensos frente a la agresión policial en la calle, no solo nos limita el derecho esencial de expresión y manifestación, más aún, nos deja jurídicamente indefensos. Las tasas judiciales para recurrir pueden ser aún mayores que algunas multas. No somos nosotros los que estamos rodeando al Parlamento, es el gobierno que ha convertido el Congreso en su cortijo, el que nos rodea y nos está haciendo un escrache.

El ministerio del interior ha rebajado las multas presionados por la indignación popular. Retroceden pero siguen golpeando. Cuando se siente ahogado, ahoga más, como el náufrago que se hunde y en su desesperación bracea, da golpes y patadas y arrastra en su hundimiento al que trata de ayudarle. El error es tratar de ayudar a este sistema, como nos dice Carlos Taibo, en su nuevo libro libertario: Repensar la anarquía. El error es querer salvar este sistema, recuperar lo que teníamos porque la nostalgia de tiempos pasados nos hace creer que lo que teníamos era bueno. No lo era, nos trajo hasta aquí no lo olvidemos.

No hay que ayudar a salvar ese sistema, hay que ayudar a ahogarle porque si no nos ahogará él a nosotros. Es lo que está pasando en este momento. Cuando más muerto parece, más peligroso se vuelve, más acorralados nos tiene. Ahora es cuando más rodeados nos tienen. Han puesto una valla de cuchillas en la puerta de nuestras casas y están a punto de gritar como la policía: “Salgan con las manos en alto”.

Pues sí, aunque nos cortemos, aunque nos hagan daño, ahora más que nunca hay que salir, que no nos pase como a los periodistas de Canal 9 que callaron o transigieron demasiado tiempo para terminar desgraciadamente desahuciados. El sábado 14 de diciembre a las 7 de la tarde hay una manifestación convocada para rodear el Congreso. Ahora más que nunca, creo, hay que rodear a los que nos rodean. Hay que salir con las manos en alto. Pero no las levantamos porque nos rindamos. Las levantamos para defendernos y decir simplemente: estas son nuestras armas.

25 nov 2013

¿Soy lista?

Ana Botella viene okupando de manera legal, que no legítima, el Ayuntamiento de una de las ciudades más importantes de Europa

Resulta curioso el trato que dan a Ana Botella en el PP. Como si sufriera una discapacidad que convirtiera en heroicos todos sus movimientos. Muy bien, Ana, muy bien, le susurran al oído con el tono con el que nos dirigimos a un niño que ha empezado a andar tarde y se cae con frecuencia. Muy bien, la aplauden cada vez que se da de narices contra el suelo. Adelante, Ana, tú puedes; venga, sigue, un poco más. Ana Botella viene okupando de manera legal, que no legítima, el Ayuntamiento de una de las ciudades más importantes de Europa. Es un regalo que le hizo su marido a través de Gallardón, que trepa y trepa y trepa sin hacer ascos a los lugares en los que pone el pie. Si Aznar logró poner los suyos sobre la misma mesa que Bush; si consiguió que Felipe II fuera testigo en la boda de su hija; si obligó a acudir a ella a la flor y nata del crimen organizado, ¿cómo no iba a conseguirle a su esposa el capricho de ser alcaldesa de Madrid, Madrid, Madrid?

Pues ahí la tenemos, dudando la pobre de sí misma, mientras los suyos apoyan todos y cada uno de sus errores de un modo ridículo al tiempo que, a sus espaldas, hacen gestos de piedad, solicitándonos comprensión. Pobre. Nos la imaginamos por la noche, en la cama, preguntándole a su marido si es lista. ¿Yo soy lista, Jose? ¿A qué viene eso?, le dirá él, ¿era listo Bush, soy listo yo? ¿Pero soy o no soy lista?, insistirá ella. Vale, sí, eres lista, concluirá él. Entonces, ¿por qué monté el número de Madrid 2020? Porque te dejaste llevar, te obligaron los asesores para hacerte la pelota. ¿Y por qué me fui de vacaciones al día siguiente de que murieran cinco crías en unas instalaciones municipales? Mujer, porque era nuestro aniversario, argumentará Aznar. Ah, responderá ella, y se dará la vuelta, para dormir, imaginando que el pueblo la aclama porque sí, por Botella.

Usted puede ser el siguiente

Si creía que el chantaje de un ERE masivo y las rebajas de sueldo salvajes eran solo para unos pocos, sepa que no. Si no ha salido a manifestarse contra los recortes, antes o después le tocará hacerlo.

 A Luis de Guindos, el Señor de los rescates, Europa le acaba de hacer un "José Ignacio Wert". Ambos ministros pensaban que los poderes mágicos de la propaganda que tan bien les sirven en España y permiten convertir en éxitos los fracasos más estrepitosos también funcionaban al otro lado de los Pirineos. Ahora ya saben que no. Puede que en Madrid resulte eficaz esconderse tras un plasma, evitar las preguntas o contestar que llueve. Pero en Bruselas la propaganda no les impresiona; lo único que les preocupa es recuperar su dinero y cuando les preguntas, responden.

El ministro Wert tuvo que comerse con patatas su intento de convertir su asalto a las becas Erasmus en una operación de austeridad continental. Rubbish fue el termino técnico empleado por el portavoz de la Comisión Europea para desacreditar al titular de Educación. A Luis De Guindos le han dejado con el culo al aire en su tentativa de convencernos de que en el Eurogrupo habían comprado las cuentas de Rajoy con el mismo entusiasmo y facilidad que aquí. No nos cuadra lo del déficit, faltan 2500 millones de ajustes y el second round de la reforma laboral, declaró Olli Rehn, el comisario de Economía. De los productores de una reforma extremely aggressive, ahora llega second round, el combate final.

La respuesta inverosímil de ministerio de Economía acredita el tamaño de la mentira. Como los niños pequeños, han buscado convencernos de que ya estaba previsto y se equivocan los europeos, que no entienden bien el español. Y como los niños chicos, nos lo hemos creído. Un país que se traga casi sin rechistar que 2500 millones de ahorro saldrán de simplificar los contratos y extender el draconiano contrato definido por un año sin derecho a despido se merece el anuncio de la Lotería y debería dedicar tanta fe a causas más ambiciosas.

Semejante cantidad a ahorrar en un año solo puede salir o de precarizar aún más, abaratar todavía más los despidos, especialmente en la administración, y reducir otra vez las prestaciones por desempleo. Por la puerta de atrás cuelan una segunda reforma que nos acercará un poco más al despido libre y al mercado laboral que quieren este Gobierno y la patronal. Un mercado de trabajo precario, desprotegido, mal pagado y de mala calidad. Un mercado laboral donde puedan acudir a contratar mano de obra barata con la misma facilidad y comodidad con que compran una lavadora. La ventaja será que cuando ya no les sirva el trabajador no tendrán ni que reciclar: bastará con echarlo a la calle.

Si creía que el chantaje de un ERE masivo y las rebajas de sueldo salvajes eran solo para los trabajadores del servicio de limpieza de Madrid, sepa que no. Que ahora es la norma. El siguiente puede ser usted. Y como esos trabajadores tendrá que elegir. Nunca fue tan verdad aquello de la unión hace la fuerza. O unión o ERE, he ahí el dilema. Usted sabrá. Si no ha salido este fin de semana a manifestarse contra los recortes, antes o después, le tocará hacerlo.

Tener trabajo no es tener un oficio

El oficio es un factor decisivo a la hora de generar el sentimiento de ciudadanía. Tener un oficio nos vincula con la sociedad porque convierte el trabajo en algo más que en un esfuerzo para ganarse la vida. Quien posee un oficio es dueño de su propia utilidad, se siente responsable de la finalidad de su trabajo. Poder vivir de acuerdo con una vocación supone un lujo que estamos acostumbrados a identificar con la medicina, el magisterio, la política o el sacerdocio. Pero es también una suerte sentirse responsable no ya de una carpintería, sino de los muebles de una carpintería, o de un tendido eléctrico, o de los motores de un taller, o de los cultivos de un huerto. El oficio nos convierte en participantes y protagonistas de una sociedad. Nos define como seres vinculados.

El invierno democrático que vivimos se debe entre otros motivos a la degradación de los oficios. Porque tener trabajo no es lo mismo que tener un oficio. El desempleo provoca un horizonte de heridas muy amplio. No sólo nos deja sin trabajo, sino que además degrada la soñada colocación que aspiramos a conseguir. Crea un ejército de mano de obra disponible que abarata los salarios y que nos deja sin oficio y con poco beneficio. Hay que estar a lo que caiga. Contratos temporales que hoy nos hacen camareros, mañana conductores, pasado mañana vendimiadores, guardas de seguridad o albañiles. La cadena de producción a veces da trabajo, pero no permite la sabiduría y el orgullo de un oficio. Nos define como seres desvinculados. Es muy difícil entender el sentido social de un trabajo bien hecho.

La literatura me ha enseñado que el oficio puede ser agredido por dos extremos: la especialización y el desempleo. Dos maneras de romper el ámbito del trabajo como un espacio de socialización.

La historia de Jean-Baptiste Grenouille, el protagonista de la novela El perfume de Patrick Süskind, es inolvidable y denuncia los peligros de una especialización sin conciencia de la realidad. Su capacidad para trabajar en la elaboración de perfumes se fue encerrando en sí misma, transformándose en una obsesión, fragmentando las vidas, las ciudades y los experimentos. Acabó en un fin que se desentendía de la responsabilidad ética de los medios. No le importó convertirse en un asesino para alcanzar la esencia perfecta con el cadáver de sus víctimas.

Hay muchas formas de especialización, de obsesiva obediencia gremial, encerradas en la historia de Jean-Batiste Grenouille. Los economistas dedicados a la especulación olvidan la responsabilidad social de su oficio y se dedican a acumular ganancias en nombre de sus jefes y de ellos mismos. No les importe matar de hambre, liquidar derechos sociales o empobrecer a la mayoría de los ciudadanos. Otras formas de ensimismamiento dejan también hueca la vinculación social de un oficio. Ha sido común a lo largo del siglo XX que los escritores, sobre todo los poetas, olviden que el sentido de la literatura tiene que ver con el conocimiento humano y la emoción, con el deseo de contar historias para dar testimonio de la realidad, conservar la memoria de un patrimonio cultural y denunciar las contradicciones de un tiempo. Los escritores dejaron de trabajar para lectores, buscaron el aplauso gremial de otros escritores y sacrificaron la imaginación moral de la literatura en beneficio de los alardes técnicos y del instante gratuito de los experimentos. Acabaron con el significado social de la vocación literaria.

Al otro extremo de los oficios está el desarraigo de la ignorancia, la nueva esclavitud de una carne de cañón que sirve para cualquier cosa porque nada de lo que se le ofrece tiene importancia. Su vida no posee otro reconocimiento social que el de su propia explotación. Hoy será usted esto, mañana lo otro y luego lo que caiga. Así se llega a una generalización sirviente y humillada. Los oficios tienen poco sentido, pueden hacerse mal, no hay responsabilidad en ser periodista, o mecánico, o barrendero, o servidor público. La mayoría de nuestros políticos no responden a una vocación, no siente el oficio, se dedican a conservar un puesto de trabajo. Obedecen, negocian con su miedo, renuncian a su conciencia, como las masas de la población desarraigada a la que intentan engañar.

Quien pueda vivir hoy de acuerdo con una vocación es un ser afortunado. Su realización personal responde a un sentido social. Se trata de una verdadera suerte, soportamos un tiempo en el que la educación pierde solidez junto a la artesanía, los maestros, el saber y el compromiso. Ser poeta es algo más que un deseo de escribir endecasílabos perfectos. Ser profesor es algo más que sentirse más listo o más informado que los alumnos. Ser filólogo es algo más que aprender a elaborar una nota a pie de página. Tener trabajo no es lo mismo que tener un oficio.

22 nov 2013

Dos años de la siniestra travesía

El día 20 se cumplían exactamente dos años, que a muchos nos parecen siglos, de la Legislatura del Gobierno de Rajoy. Y, tras pasar la línea divisoria de la mitad de su mandato, se hace obligado hacer, a modo de balance, un resumen de lo acontecido en estos veinticuatro meses. Meses duros, siniestros, crueles, infames, demenciales. En este corto espacio de tiempo el país ha envejecido, se ha entristecido, se ha vuelto inhóspito, miserable y, para muchos, inhabitable. La España cañí, antidemocrática, cruel e insaciable ha resucitado y se ha mostrado, en toda su crudeza, de manera feroz e implacable.
Ponernos a narrar, punto por punto, las barbaridades a las que se nos ha sometido, y lo que te rondaré, morena, sería trabajo arduo que nos llevaría semanas de oratoria y, a tamaño folio, una tesis doctoral, y no ha lugar. Pero a mí se me hace necesario sintetizar los principales atropellos, que ellos llaman medidas, de su sinrazón, que ellos llaman gestión. En primer lugar, porque es importante constatar que los que supuestamente se alzaron con el poder de manera democrática (como lo hizo Hitler con el nazismo en Alemania) han actuado, sistemáticamente y con alevosía, defendiendo intereses corporativos, empresariales, financieros y propios, y siempre en contra de la sociedad, de la gente; y, en segundo lugar, porque interesa tener las ideas claras y no dejarse confundir ante tanta basura política e informativa que nos bombardea diariamente. La claridad mental se hace necesaria en tiempos de tempestad. Y estamos inmersos en una gran tempestad. La más grande tempestad en España después del franquismo.
No hace falta ni recordar las mentiras con que el Partido Popular manipuló la confusa conciencia ciudadana en su campaña electoral. En palabras del actual presidente y todos sus adláteres, el PP crearía empleo en pocos meses y acabaría con la crisis en un plis-plas. ¿La realidad? Veamos:
-Casi seis millones de parados, sin contar con los muchos miles de españoles e inmigrantes que han abandonado el país.
-Casi dos millones de españoles han salido fuera de España en busca de trabajo.
-Más de tres millones de españoles bajo el umbral de la pobreza extrema.
-Miles de estudiantes han abandonado sus estudios por la subida de tasas y matrículas universitarias.
-Han cerrado centro de enseñanza públicos y han financiado con dinero de todos a centros elitistas religiosos.
-Han cerrado y privatizado centros sanitarios y hospitalarios.
-Han reintroducido el adoctrinamiento religioso en la escuela.
-Han limitado a máximos el derecho a la prestación por desempleo.
-Han criminalizado el derecho democrático de protesta y han anulado el derecho a huelga.
-Han perseguido el derecho de libre reunión.
-Han bloqueado la negociación colectiva.
-Han mantenido, a pesar de recortarlo todo, la desmesurada financiación a la Iglesia católica.
-Han prohibido la libertad femenina, en los supuestos contemplados por la ciencia médica, en cuanto a interrumpir voluntariamente embarazos no deseados.
-Han aumentado el gasto militar.
-Han recortado todo lo imaginable y más de los servicios sociales fundamentales.
-Han acabado con la Ley de Dependencia.
-Han fulminado la Ley de Memoria Histórica.
-Han dejado desprotegidos a los colectivos más vulnerables: enfermos crónicos, drogodependientes, mujeres maltratadas, discapacitados…
-Han bajado los sueldos
-Han subido descaradamente los impuestos.
-Han bajado las pensiones.
-Han dejado sin empleo a miles de funcionarios públicos e interinos.
-Han acabado con la gratuidad de los medicamentos para pensionistas.
-Han acabado con becas de comedor para alumnos de familias sin recursos.
-Han privatizado hasta el aire que respiramos: hospitales, centros asistenciales, televisiones públicas autonómicas, centros culturales y teatros, etc, etc, etc.
-Han fulminado la investigación científica.
-Han bloqueado la investigación de la trama mafiosa y corrupta en el seno de su partido.
La lista, ya digo, sería interminable. En síntesis, este gobierno es realmente de una efectividad memorable. Ha conseguido en sólo dos años acabar con la supuesta democracia que, también supuestamente, nos amparaba. Una gran proeza que años antes hubiera sido difícil de imaginar. El neoliberalismo en el contexto europeo ha estado a su favor. Y han visto las puertas abiertas, junto a su mayoría absoluta, para deshacer casi cuarenta años de pretendida democracia e instaurar una especie de, a todas luces, tiranía totalitaria. Y me pregunto, si han arrasado en sólo dos años con todo lo que se mueve, ¿qué harán en los otros dos años que tienen de poder absoluto hasta acabar la Legislatura, o esta siniestra travesía?
Sin embargo, hagamos una autocrítica constructiva y pensemos, parafraseando a Albert Camus, que “una tiranía totalitaria no se edifica sobre las falsas virtudes de los tiranos, sino sobre los graves errores de los demócratas”. Y errores se han cometido muchos. Tengámoslos en cuenta, y actuemos en consecuencia.

España como anomalía

 “Pero no ha llegado la paz, Luisito: ha llegado la victoria”. Esa es la respuesta que le da don Luis a su hijo en la escena final de Las bicicletas son para el verano de Fernando Fernán Gómez. Se trata de una escena memorable no sólo porque pertenezca a una de las mejores obras de nuestro teatro contemporáneo. El presente político español suele devolverle también la realidad. Nuestra historia nos condena a vivir instalados en la anomalía.

Leo con estupor que María Dolores de Cospedal anuncia en una convención de los jóvenes del PP que el gobierno quiere impedir a los tribunales internacionales la posibilidad de corregir decisiones tomadas en España. Sus palabras son gravísimas y suponen un disparo en el corazón de la democracia española. Nos devuelven a lo peor de la mentalidad intransigente del tradicionalismo patrio. Negar la legitimidad del derecho internacional (por ejemplo, de un Tribunal de Derechos Humanos) es una postura que nos coloca una vez más en la anomalía democrática. ¿Hemos salido alguna vez de ella?

La sentencia sobre la “doctrina Parot”, aunque responde a una impecable sensatez jurídica, ha levantado revuelo en el orgullo nacional. Supongo que no alcanzará tanto eco, ni la mitad de la mitad, otra intervención extranjera que sin embargo me parece de mucho más calado histórico y social. Me refiero al informe del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias. Los resultados son muy duros por lo que se refiere a España y no ya porque denuncie el desamparo en el que han vivido las víctimas del franquismo. Después de Camboya, somos el segundo país del mundo con más desaparecidos. Lo que me parece de verdad grave es que se denuncie el uso de la Ley de Amnistía de 1977 como una medida de punto final típica de las dictaduras para impedir la investigación de crímenes contra la humanidad. Ese es el uso que ha hecho de ella el triste, feo y desacreditado Tribunal Supremo.

En definitiva: la tan cacareada Transición Española no pertenece a la Paz. Fue el capítulo último de la Victoria.

La manipulación de la historia de España ha sido decisiva a la hora de legitimar la perpetuación de la oligarquía económica del franquismo como bloque de poder en la democracia. Las élites económicas nunca vivieron la Transición como una oportunidad para la verdadera transformación democrática y social del país. Buscaron una estrategia que les permitiera a la vez mantener sus privilegios y conectar con el capitalismo europeo. Se manipuló la historia para ocultar las responsabilidades de la guerra y de una alargada y cruel posguerra en la que se estableció la anomalía española.

Considero de lectura obligada el libro de Julián Casanova titulado España partida en dos. Breve historia de la Guerra Civil española (Crítica, 2013). El prólogo y el epílogo son tan importantes como el estudio del enfrentamiento bélico. En el prólogo se explica que España era un país europeo normal en el primer tercio del siglo XX. Los enfrentamientos y las tensiones propias de la época no fueron más violentas que en otros lugares y desde luego no justifican la interpretación de un inevitable golpe de Estado en 1936. Con la derrota de la república, llegó la Victoria, o lo que Julián Casanova llama la “paz incivil”. Entre 1939 y 1946, se ejecutaron al menos 50.000 personas y la cuenta no paró hasta 1975. Al contrario de lo que ocurrió con los caídos por Dios y por España, estos muertos fueron condenados al olvido, junto a tantos demócratas que acabaron en las tumbas, las fosas, el exilio y la cárcel a causa del golpe de Estado de 1936. No ocurrió lo mismo en Italia, Alemania, Austria o Francia. “En la larga y cruel dictadura de Franco –concluye Casanova-, reside, en definitiva, la gran excepcionalidad de la historia de España del siglo XX”.

Esa anomalía llegó a la Transición con las consignas del olvido, la equidistancia y la manipulada reconciliación. Nadia quería venganzas en 1975. Pero hubieran sido muy aconsejables la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas para no condenarnos a una democracia sin raíces, sin valores y sin pudor público.

María Dolores de Cospedal expresa ahora el deseo de una España al margen de los tribunales internacionales y los derechos humanos. Es algo que llena de angustiado asombro. Seguimos soportando la ignorancia bárbara de unos políticos que no se avergüenzan de sentirse herederos del franquismo porque piensan, o les interesa pensar, que la palabra crimen tiene que ver con la República y no con unos militares que, apoyados por la Iglesia y los terratenientes, se levantaron en armas contra la democracia constitucional que estaba intentando modernizar el país. Y así nos va.

16 nov 2013

Los trabajadores mayores de 55 años y en paro podrán ampliar el cómputo de años para calcular su pensión

El Gobierno aprueba el Real Decreto que desarrolla el reglamento de la reforma de las pensiones que entra en vigor el 1 de enero.
Suspende durante tres meses los cambios que la reforma había previsto en amteria de jubilación anticipada y parcial, ya que el Ejecutivo quiere modificar las condiciones.


Las personas mayores de 55 años que se hayan quedado en paro en los últimos años de su carrera podrán ampliar el periodo que se toma para calcular la pensión para mejorar así la cuantía de su prestación. Es uno de los puntos del Real Decreto que desarrolla el reglamento de la reforma de las pensiones que entra en vigor el 1 de enero y que el Gobierno ha aprobado hoy.
A partir de esa fecha, la edad de jubilación se ampliará progresivamente de 65 a 67 años hasta 2027. También aumentará el periodo de años que se toman como referencia para calcular la pensión: si hasta ahora se tomaban como referencia los últimos 15 años, desde 2013 y hasta 2027 este periodo se irá ampliando hasta los 25 años. En el caso de los trabajadores mayores de 55 que se hayan quedado en paro, podrán ampliar anticipadamente y de golpe este periodo de cálculo para que su pensión no se vea tan perjudicada por el periodo de inactividad, que está relacionado con una baja base de cotización.
Concretamente, estos trabajadores, que tendrán que haber perdido su empleo por causas ajenas, podrán ampliar el periodo de cálculo en dos tramos: entre 2013 y 2017 desde los 15 años -o los que le correspondan en cada momento por la entrada en vigor progresiva de la ampliación del periodo que contempla la reforma- hasta los 20 años; y entre 2018 y 2022, desde los 20 años de periodo de cálculo hasta los 25 años.
Por otro lado, estos trabajadores contarán con una base de cotización más favorable para rellenar estas lagunas de desempleo, pues se le computará para cubrir estos tramos la base de la relación laboral más larga que hayan tenido desde los 50 años.
Esta medida también beneficiará a trabajadores autónomos que no cuenten con cotizaciones desde que hayan concluido la percepción de la prestación por cese de actividad.
Por otro lado, el Gobierno ha suspendido provisionalmente la entrada en vigor de los cambios en jubilación anticipada y jubilación parcial que contemplaba la reforma de las pensiones. Estos cambios entraban en vigor el uno de enero, junto al resto de la reforma, pero puesto que el Ejecutivo quiere introducir novedades ha suspendido estos artículos hasta tenerlas preparadas.
El Gobierno quiere también dar tiempo para que estos cambios puedan debatirse en el Pacto de Toledo. Si en tres meses no hay acuerdo, el Ejecutivo ya ha anunciado que legislará al respecto.
En el caso de la jubilación anticipada voluntaria, el Gobierno aboga por retrasar la edad mínima hasta los 65 años, frente a los 63 en los que quedaba fijada con la reforma del anterior Ejecutivo socialista. En la anticipada para los que proceden del desempleo, la subida sería de los 61 años a los 63, siempre con las expectativas actuales del Ejecutivo. Sobre la jubilación parcial, fuentes de Empleo han indicado que es necesaria una reforma importante porque esta modalidad resulta lesiva para las arcas de la Seguridad Social.
Beneficios por cuidado de hijos
Por otro lado, el Real Decreto desarrolla y concreta los periodos que se asimilan como cotizados para mujeres y hombres que interrumpan su relación laboral o finalicen el cobro de prestaciones para cuidar hijos o menores acogidos, en un periodo de nueve meses anteriores al parto (tres meses en el caso de adopción) y o en los seis años posteriores.
Este beneficio, que será reconocido a uno de los dos progenitores, reconoce un máximo de 270 días por hijo, aunque se va a aplicar de forma paulatina hasta 2019 comenzando por 112 días en 2013. Esta cotización, para la que se computará como base la media de las bases anteriores, se reconocerá a todos los efectos salvo para la suma de los 15 años de periodo mínimo que dan acceso al cobro de una pensión.