Ojalá el final de este año pusiera fin a una buena parte de lo que
nos ha traído. Fuera el comienzo de una nueva etapa para un país cuyos
políticos e intelectuales no están a la altura de sus propios
ciudadanos.
El año 2013 ha tenido en su vientre al peor gobierno de la
democracia. Un Consejo de Ministros que ha precarizado las relaciones
laborales, ha tratado de destruir la sanidad pública, ha cuestionado la
educación universal.
El año 2013 nos ha hecho contemplar cómo los socialistas no hemos
sido aún capaces de encontrar una alternativa solvente. Contemplando a
una Ejecutiva aparente, la intención de buscar un liderazgo a través de
democracia interna, se ha visto frenada por la espera a que las
elecciones europeas hundan al Partido Popular y que eso refuerce a la
actual cabeza de la organización socialista.
El año 2013 nos ha hecho contemplar de nuevo, como de vuelta de
nuestra historia, el aldeanismo de Unamuno en forma de nacionalismo
periférico. Un nacionalismo que confunde la democracia con el derecho a
escindir, que eleva los mitos a naciones y la historia a un cuento
chino.
El año 2013 nos destruyó una buena parte del estado del bienestar. Un
lugar en el tiempo en el que hemos visto privatizar la sanidad
universal y precarizar la educación pública. Hemos contemplado cómo los
trabajadores públicos se iban a la calle, mientras las empresas privadas
ocupaban su lugar.
En el año 2013 hemos multiplicado la pobreza, mientras que,
paradójicamente, las personas más ricas de la nación han visto
multiplicado su patrimonio, la mayor parte de él en renta variable y
sociedades elusivas.
En el año 2013 hemos visto tanta corrupción como en el año anterior,
pero no tanta impunidad. Políticos mirando para otro lado, empresarios
con cara de circunstancias, fiscales convertidos en abogados defensores,
instituciones incapaces de responder.
En el año 2013 fue cuando su vecino se quedó en paro, a usted le han
avisado de un ERE, su hijo tiene un contrato precario y el profesor de
inglés lleva sin aparecer tres meses porque en el colegio público no le
han permitido tener aún aquel interino al que despidieron a principio de
curso.
En el año 2013 hemos visto a muchos ciudadanos desahuciados.
Abandonar sus casas y sus hogares porque los intereses de demora de los
bancos fueron tan brutales que en un abrir y cerrar de ojos la deuda
rebasó el propio valor del inmueble.
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